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Saludo al confeso fundacional de la asociacion internacional de libres pensadores AILP

Queridos amigos y amigas librepensadores,

A través de este saludo, se manifiestan muchos librepensadores latinoamericanos, que hemos
apoyado entusiastamente el llamado a la conformación de la Asociación Internacional de Libres
Pensadores. Si bien la distancia y otras dificultades no han facilitado nuestra presencia, sus
organizadores saben de nuestra dedicación y entereza al servicio de este ideal que consideramos
esencial para los tiempos que corren, así como del apoyo que hemos dado al mismo. Por ello
desde la distancia, les acompañamos cálidamente en ese emprendimiento, deseamos que llegue
a buen término y asimismo nos comprometemos a impulsarlo y llevarlo adelante con lo mejor de
nuestras fuerzas.

Comienzo requieren todas las cosas, y Oslo 2011, como Roma en 1904, quedará como mojones
de un pensamiento que desde lo profundo de la historia puso siempre al ser humano en el centro
de sus preocupaciones y acción. Desde Uruguay, desde Latinoamérica, les deseamos todos los
éxitos, y les decimos que estamos presentes, aunque más no sea a través de nuestra voz. El
Librepensamiento tuvo una importante proyección en América Latina a fines del siglo XIX y
principios del Siglo XX, y coadyuvó a la consolidación de las ideas republicanas y laicas en todo el
continente. Naturalmente, no fue un proceso lineal, y las realidades son múltiples y desiguales.
Pero es incontestable que una proyección de esas características unió el progreso de nuestros
países en materia democrática, republicana e incluso de sensibilidad social con una separación de
la iglesia y del Estado que tomó distintas dimensiones dependiendo de la realidad de cada país,
pero que, con mayor o menor fuerza se hizo presente. Países como, por ejemplo, México y
Uruguay, tuvieron (y aun queda un sustrato) de una fuerte impronta laica con importantes pérdida
del poder clerical. Las legislaciones – de muy diversas maneras – tuvieron mayores o más débiles
tendencias a la separación de la Iglesia y del Estado. Incluso en países donde la religión católica
perduraba como religión oficial del Estado, se lograron ciertas conquistas que iban en un sentido
laico. Por muchas causas, nuestras inestabilidades políticas y económicas, los cambios en los
sistemas mundiales que repercutieron muy fuertemente en muchos de nuestros países, hizo que
nuestras historias tuvieran vaivenes que finalmente repercutieron muy fuertemente en la
perduración del ideal librepensador organizado. El librepensamiento siguió existiendo como una
presencia de libertad de pensamiento, pero no como una corriente estructurada que difundiera
esos ideales en el contexto social.

Paralelamente desde el vaticano se inició hace un cuarto de siglo, una reacción evangelizadora
global, basada en el dogma, pero modernizando su discurso, y alterando el contenido de los
conceptos (por ejemplo, formalmente no rechaza la laicidad, pero pregona una laicidad “positiva”),
lo que a su criterio implica una nueva libertad para la reintroducción oficial de la enseñanza
religiosa en las aulas. Asimismo, a través de la globalización mediática y poderosos medios
económicos, estamos asistiendo a la expansión acelerada del conservadurismo religioso de las
corrientes evangélicas y pentecostales y otras de origen norteamericano y brasileras, en muchos
casos, muy vinculadas a los aparatos de poder político y/o económicos.

Esta nueva realidad se expande y se concretiza en iniciativas múltiples iniciativas, no globales,
sino más peligrosas, pues se avanza por pequeños pasos concretos, en múltiples dimensiones,
tanto en el campo de lo político, de lo mediático o de lo social, pero de manera soterrada o
disimulada, en muchos casos. Simplemente, unos pocos ejemplos:

En varios lugares de nuestro continente, de repente no en países enteros, pero si en provincias
chicas, o lugares que tal vez no llamen demasiado la atención, se están reestableciendo la
educación religiosa. Por ejemplo, es el caso de la provincia de Salta en el norte argentino, a
iniciativa del gobierno provincial. Ejemplo que empieza a ser imitado por otras provincias de ese
país.

El Presidente de Paraguay, el Obispo Fernando Lugo, aprovechándose de ocupar
temporariamente la presidencia del MERCOSUR (organismo de integración regional que agrupa a
Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) instaló lo que llamó el diálogo interreligioso del
MERCOSUR en el año 2009, que funciona en los cuatro países, y cuyo cometido es presionar a
las autoridades políticas nacionales a instaurar lo que ellos laman la “libertad religiosa” en la
educación pública y subvenciones para sus obras sociales.

Naturalmente, no hubo ninguna consulta al respecto con las entidades filosóficas o asociativas de
signo no religioso. En Uruguay, este iniciativa religiosa funciona en la propia sede parlamentaria,
violando la neutralidad del Estado en materia religiosa.

Otro asalto de otro signo, pero religioso al fin, fue la propuesta del parlamento salvadoreño de leer
obligatoriamente 10 minutos de pasajes de la biblia en los colegios de enseñanza, antes de las
actividades académicas. Y en Uruguay, en una ciudad del interior, fronteriza con Brasil, se intenta
oficialmente erigir un monumento a la biblia.

A nivel mediático, hay un verdadero asalto de los medios de comunicación por parte de los grupos
religiosos. Radios religiosas, espacios de radio y de televisión de diversas sectas, inundan el
espectro radiofónico y televisivo de todo el contiente, y muchos partidos y movimientos políticos,
algunos de envergadura con fuerte presencia parlamentaria, son de origen religioso.

Y finalmente, la utilización de la represión: en Uruguay, la Conferencia Episcopal dictó directivas
para el personal de los colegios católicos, en el sentido de que no pueden ser divorciados ni
homosexuales, lo cual es legalmente discriminatorio, pero nadie quiere ser políticamente
incorrecto, por lo que nada se ha hecho desde el ámbito legal público.

En el Chubut, en Argentina, un director de colegio prohibió dentro del mismo las manifestaciones
religiosas y proselitistas de un grupo de alumnos, y por ello fue sancionado por la autoridad
administrativa de la educación. Solo una amplia movilización de padres y alumnos logró restituirlo
en su cargo. En estos últimos días, el rector de la Universidad Pontificia Bolivariana de Colombia,
Monseñor Luis Fernando Rodríguez, decidió cancelar el evento académico “Los Debates Actuales
de la Justicia. Reflexiones postergadas”, con el que se buscaba celebrar los 75 años de la
Universidad. Según el rector, la decisión se motivó en el hecho de que cinco de los ponentes
tenían una posición clara “en contra de las orientaciones del Magisterio de la iglesia respecto de la
defensa de la vida humana en todas las etapas de su desarrollo”. Tal decisión ha provocado, entre
otras cosas, la renuncia inmediata de la decana de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas,
María Cristina Gómez, por configura una situación de censura en el ámbito académico.

En el Uruguay, hay un conflicto en marcha, pues la iglesia católica se opone a que instituciones de
salud de ese origen apliquen la ley aprobada por el parlamento de salud sexual y reproductiva,
que prevé una amplia política educativa en la materia, la entrega de anticonceptivos
subvencionados por el estado y que si bien no incorporó la despenalización del aborto, prevé, sin
embargo, asesorar a las mujeres en materia de aborto. La iglesia está promoviendo con
académicos del opus dei y parlamentarios afines, una ley de objeción de conciencia no solo para
las personas sino para las instituciones, de manera que sus entidades de salud puedan escaparse
de las obligaciones generales de dicha ley.

Y en líneas generales, las baterías ideológicas del confesionalismo, van hacia impedir la
despenalización del aborto y/o la aceptación en cualquiera de sus formas incluidas las
terapéuticas, la oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo, a la adopción por parte
de parejas del mismo sexo, etc. Y exigen, a través de una sistemática campaña publicitaria y
lobby sobre los medios políticos, la “libertad religiosa”, aunque en el Uruguay existe libertad de
culto desde su propia independencia.

Este siglo XXI, sin embargo, desde el enfoque librepensador, ha significado un despertar.
Incipiente, pero que viene ganando en intensidad. Paralelo a una cierta desconfianza hacia los
personeros políticos, que se inclinan hacia lo “políticamente correcto” es decir, no hacia la ética,
los valores y principios acordes al interés general, sino a no perder, y si es posible ganar votos,
cada vez más ciudadanos intuyen una alternativa librepensadora como una manera de reforzar
una sociedad más libre, y esto, es interesante también señalarlo, con poca incidencia de lo
político-partidario, sino englobando a gente de diversas opciones ideológicas.

Una enorme tarea, es también fijar los conceptos, que se han deformado a través del tiempo. Una
corriente, ignorante o interesada, difunde que ser librepensador es la libertad de pensar cualquier
cosa. Debemos poner las cosas en su lugar, y este será sin dudas uno de los combates más
difíciles como necesarios. No se debe confundir la libertad de pensamiento y de expresión, es
decir, la libertad de pensar lo que uno desee y de expresarlo dentro del cuadro legal que fije cada
sociedad, con el ser un librepensador, que es una manera específica de manifestar su libertad de
pensamiento, pero a través de un método, de una concepción, de una matriz de pensamiento.

Esa matriz de pensamiento debe estar regida por una idea central y humanista:
la dignidad de las personas en todos los campos. Por ello, en la línea de la Declaración de Roma
de 1904, debemos defender el Libre Pensamiento como un ideal laico, democrático y social;
rechazando tanto la impronta religiosa en el espacio público, el privilegio y abuso en materia
política y la explotación del hombre, la mujer y el niño en materia económica.

Naturalmente, esto implica también no desgajarse de otros combates que tienen un alto contenido
valórico. No deseo abundar en ejemplos, pero acompañar los procesos de apertura y libertad
social, como el derecho de la mujer a gobernar su cuerpo, o el derechos de ciudadanos de un
mismo sexo a tener derechos de pareja, el derechos de los ancianos y niños a una vida plena, son
tantos motivos del combate librepensador. O asimismo, trabajar contra la corrupción, el amiguismo
o la utilización del poder del Estado para maniatar la expresión, algo tan común entre el populismo
latinoamericano, en materia política. O denunciar la presencia de las mafias económicas detrás de
fenómenos actuales como la trata de personas y de drogas, que atacan principalmente a mujeres
y varones adolescentes, causando verdaderos estragos y trágicas situaciones sociales y
famliares.

Queridos amigos y amigas, tenemos grandes esperanzas en el resurgir librepensador. Es una
necesidad ética imperiosa en estos tiempos de desafección y desesperanza que una luz límpida y
que nunca dejó de estar presente a pesar del opacamiento que han intentado los absolutistas y
dogmáticos de todos los tiempos, brille con fuerza en nuestros horizontes.

Frente a todo tipo de derivas que este siglo XXI nos presenta, una luz se abre camino. Este será
un gran combate humanista. Démosle fuerza con nuestro coraje, dedicación y claridad de ideas.
Qué así sea.

Un fuerte abrazo para todos, y cuenten con nosotros.