Ángel Jorge Clavero
Gran Maestre
Masonería Argentina
Señores Directores de la AILP
Portavoces internacionales
Autoridades de Mar del Plata
Autoridades de las instituciones que adhieren a este Congreso
Queridos delegados
Señoras y señores
Llego una vez más a esta querida Ciudad de Mar del Plata, vengo con la alegría de asistir a este Congreso de los librepensadores de América, a encontrarme con prestigiosas personalidades del mundo y también con queridos amigos con quienes compartimos foros internacionales y tertulias de acercamiento y reflexión.
Somos herederos de la Declaración de Roma, formulada en 1904.
Fue el documento que volvió a poner el librepensamiento entre los temas centrales de la reflexión contemporánea. A partir de ese texto, las generaciones precedentes y las actuales tratamos de extender las fronteras del laicismo, buscamos que las iglesias y los Estados recorran sus respectivos caminos y que las mentes humanas ganen en amplitud de criterio alejándose de los dogmatismos y los fanatismos.
El mensaje del querido amigo Antonio Vergara Lira me releva de otras precisiones, pero quiero aprovechar este momento para felicitarlo por el magnífico trabajo que ha desarrollado como Portavoz para América Latina. Nos entrega una rica posta que incluye, entre otras realizaciones, a varios centenares de dirigentes idóneos para orientar el nuevo crecimiento e identificar los desafíos propios de nuestro joven subcontinente.
Creo con modestia que uno de esos desafíos es el papel de la mujer.
Los oscurantismos de diferente signo siguen obstinados en adjudicar a la mujer un rol secundario negándole, inclusive, la autonomía de decisión sobre su propio cuerpo.
El librepensamiento es la capacidad total del discernimiento, es la autonomía absoluta de cada ser humano para pensar, sentir, obrar, decidir, pero los credos religiosos se obstinan en impedir que las legislaciones positivas consagren esos principios que hoy lucen elementales a la luz del progreso que expresan día a día la ciencia y la tecnología.
Galileo Galilei debió esperar 400 años para que los inquisidores le pidieran disculpas y reconocieran falacias alejadas de todo entendimiento humano.
El actual proceso de compresión de la historia reduce y hasta pulveriza los tiempos, las nuevas certezas y los nuevos interrogantes se desencadenan con una velocidad desconocida hasta ahora. Vivimos un tiempo de excepción, aún a pesar de crisis políticas y económicas, la humanidad avanza a grandes pasos.
Uno de esos pasos deberá ser la completa liberación femenina.
Los cleros de diferentes religiones aún Influyen excesivamente en los asuntos políticos. Eso, queridos amigos, se llama clericalismo. A su sombra solo prosperan el atraso, la sumisión, la pérdida de las libertades esenciales. La mujer de América Latina padece muchas de esas consecuencias. Los exhorto a que trabajemos con fuerza e inteligencia para que la igualdad de los sexos no sea letra muerta ni mera retórica.
Por eso, coincido con el planteo de Vergara Lira en cuanto a la estrecha relación que existe entre laicismo y tolerancia, ciencia y razón. Son los argumentos centrales de una reparación histórica que no debe esperar más. Debemos recuperar para ello a la educación laica como base del nuevo lanzamiento. Los argentinos aprobamos en 1884 la Ley 1420 que consagró la educación común, laica y obligatoria, un texto que otorgó igualdad de oportunidades a muchas generaciones hasta que los avatares del camino, el descuido de algunos dirigentes y la mala fe arrinconaron un progreso sustantivo de nuestra sociedad.
Apoyo con fervor la propuesta de Vergara Lira para que este Congreso respalde que toda la educación sea laica, obligatoria y gratuita.
Como dijo el gran escritor peruano Ciro Alegría, “el mundo es ancho y ajeno”. Vivimos un estado de mundialización que debe acercarnos más para que las minorías abandonen sus padecimientos, para que no haya más segregados ni discriminados, para que alumbre la nueva sociedad que estamos esperando.
La crisis que se desató en 2008 y que aún no ha terminado no es un episodio meramente económico ni financiero. Los paradigmas han cambiado, la ciencia extiende la expectativa de vida, hemos tomado conciencia de lo que significa el cuidado de nuestro hábitat común, muchas novedades se están metabolizando y de ellas surgirá la nueva vanguardia que nos llevará a sistemas de mayor igualdad, de más libertad y de enorme fraternidad.
La CMI plantea estos temas y brega para que se logren, se extiendan y cristalicen en nuevas realidades y nuevos paradigmas para el mejoramiento de la Humanidad.
Queridos amigos: deseo que estas deliberaciones rindan los frutos que merecemos. Permítanme agradecer el saludo a Jorge Wesolowski, a quien estoy unido más que nunca en este difícil momento que atraviesa su salud, y sumarme al agradecimiento por vuestra presencia aquí, en Mar del Plata, y por la participación de Jacques Lafouge, trabajador incansable, amigo querido.
Les deseo una estada grata y que los resultados sean los que estamos esperando. Los invito a leer el número especial de SIMBOLO, la tradicional revista de la Masonería Argentina, que ha publicado una edición especial enteramente dedicada a este encuentro.
¡Por ustedes, queridos amigos!
Ángel Jorge Clavero